jueves, 22 de octubre de 2009

Actitud de dar

"Nunca dio el Señor en espera de recibir. No conozco ningún caso en que haya dado para recibir algo a cambio. El fue siempre el dador, pocas veces el receptor. Nunca dio zapatos, calcetines o un vehículo; nunca regaló perfume, una camisa o un abrigo de pieles. Lo que El daba era de naturaleza tal que el receptor jamás podría haber devuelto su valor. Sus dádivas no eran comunes: ojos para el ciego, oídos para el sordo, piernas para el paralítico, pureza para el impuro, entereza para el débil, aliento para el moribundo. Sus dones eran oportunidades para el pisoteado, libertad para el oprimido, luz en la oscuridad, perdón para el arrepentido, esperanza para el desesperado. Sus amigos le dieron amparo, comida y amor. El les dio de sí mismo: su amor, su servicio, su vida. Los reyes magos de Oriente le llevaron oro e incienso, El les dio tanto a ellos como a todos sus semejantes mortales la resurrección, la salvación y la vida eterna. Debemos tratar de dar como El dio. Dar de nosotros mismos es un don sagrado."
(Pte. Spencer W. Kimball, The Wonderous Gift, pág. 2)

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