Ahora quisiera hablar un momento a ustedes, maestros, padres, madres, lideres del
Sacerdocio, Obispos, Presidentes de Estaca, y maestros y maestras de la primaria, de las
mujeres jóvenes, de los hombres jóvenes y de la escuela Dominical. El Señor he recordado a
todos que el valor de las almas es grande a la vista de Dios. Todos tenemos la responsabilidad de enseñar a esos maravillosos jóvenes y jovencitas y allegarnos a ellos por medio de nuestro ejemplo. Cómo dice una canción de los niños “¿cómo van a saber a menos que se lo digamos?” Y quizá podríamos agregar: ¿cómo lo sabrán a menos que se lo mostremos?.
Elder Harold G. Hillam
Liahona Julio de 2000
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